Sorprendentemente, 1 de cada 10 niños tiene alergia alimentaria que puede ocasionar reacciones alérgicas graves, como por ejemplo, anafilaxia. Este es un motivo fundamental para que las
escuelas y los proveedores de atención pediátrica estén preparados para atender estos tipos de emergencias médicas.
"En estos momentos, 1 de cada 15 escuelas debe afrontar un caso de anafilaxia por año. Esto puede generar temor y presentarse como una situación potencialmente agobiante si no se ha elaborado un plan de acción que pueda ponerse en práctica para ofrecer una respuesta", expresó
Scott H. Sicherer, MD, FAAP, autor principal de un informe clínico recientemente actualizado, redactado por el Departamento de Alergia e Inmunología de la AAP y el Consejo sobre Salud Escolar de la AAP.
El informe titulado "Management of Food Allergy in Schools" (Tratamiento de alergias alimentarias en las escuelas) reemplaza un informe de 2010 e incorpora las últimas pautas y leyes nacionales de relevancia. Este informe está publicado en la edición de septiembre de 2025 de la revista
Pediatrics.
Atención coordinada para estudiantes con alergias alimentarias
El tratamiento de las alergias alimentarias exige cierta coordinación de la atención que incluye, según la AAP, el pediatra, el enfermero de la escuela, los padres y otros cuidadores presentes en la vida del niño.
"El primer paso es lograr un diagnóstico apropiado de la alergia alimentaria", afirmó
Sonja O'Leary, MD, FAAP, coautora del informe. "Sin embargo, en muchos casos, se trata de la primera vez que el niño tiene una reacción alérgica. Es importante que las escuelas estén preparadas para cualquier emergencia causada por alergias".
La AAP ofrece instrucciones para recetar dispositivos de epinefrina que permiten controlar las anafilaxias y recomendaciones para almacenar la epinefrina en las escuelas; estas últimas pueden variar según el estado y las leyes federales.
Si bien cualquier alimento puede desencadenar una reacción alérgica, las reacciones más graves se atribuyen al cacahuate (maní), los frutos secos, la leche, el huevo, la soja, el trigo, el pescado, los mariscos y el sésamo.
En el informe, se detallan los síntomas de anafilaxia, que incluyen la aparición de urticaria, picazón o enrojecimiento repentino de la piel en el término de minutos o unas horas después de la exposición a un alérgeno, problemas para respirar o sibilancias, mareos o desmayos.
Posible impacto emocional de las alergias alimentarias
La AAP también analiza el impacto social y emocional de las alergias en los niños, quienes pueden experimentar ansiedad, burlas o acoso. Se debe alentar a los estudiantes a comunicar los casos de acoso, y se pueden implementar programas que busquen erradicar esta problemática. Según la AAP, brindar información general sobre las alergias alimentarias, tanto a estudiantes como al personal, puede fomentar el apoyo entre pares.
"Con el paso de los años, ha aumentado el conocimiento sobre las alergias, sin embargo, la seguridad de un niño depende realmente de un trabajo en equipo, en el que el personal de la escuela esté capacitado y los suministros de emergencia estén a mano en caso de que se produzca una reacción alérgica grave", planteó el Dr. Sicherer. "Además, hay muchas cosas que todos pueden hacer para disminuir los riesgos de reacciones alérgicas. Su pediatra puede ayudar a brindarle esa información", finalizó.
Los informes clínicos creados por la AAP están escritos por expertos médicos, reflejan la evidencia más reciente en el campo y pasan por varias rondas de revisión de pares antes de ser aprobados por la Junta Directiva de la AAP y publicados en
Pediatrics.
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