Por Sonja O'Leary, MD, FAAP y Michael Pistiner, MD, MMSc, FAAP
Aproximadamente 1 de cada 10 niños y adolescentes en los Estados Unidos padece una
alergia alimentaria. Esto representa más o menos dos niños por aula. La alergia alimentaria es una respuesta inmunitaria anormal a un alimento específico. El sistema inmunitario normalmente protege el cuerpo combatiendo gérmenes como bacterias y virus. Sin embargo, cuando alguien tiene una alergia alimentaria, el sistema inmunitario reacciona contra un determinado alimento como si fuera un germen dañino.
Aunque el 90 % de las alergias alimentarias involucran los
9 alérgenos principales como cacahuate/maní, frutos secos, productos lácteos/leche, huevos, sésamo, trigo, soja, pescado y mariscos, las personas pueden ser alérgicas a muchos otros alimentos. Incluso es posible que pequeñas cantidades de un alérgeno alimentario causen una reacción que puede ser muy grave.
Una forma de evitar reacciones alérgicas es estar preparado para actuar ante emergencias alérgicas, en el lugar y en el momento que puedan ocurrir, incluso en la escuela. Como los niños están aproximadamente 1,000 horas al año en la escuela, es imprescindible asegurarse de que estén seguros, respaldados y listos para aprender.
A continuación, se explica cómo ayudar a garantizar que los niños con alergias alimentarias se desarrollen en un entorno escolar saludable.
La seguridad en la escuela comienza con un diagnóstico
Es importante que hable con el médico de su hijo si cree que tiene una alergia alimentaria. Su equipo de atención médica le hará preguntas puntuales sobre la reacción, como por ejemplo, los signos y síntomas que tuvo su hijo, así como el desarrollo cronológico de la reacción (el tiempo que transcurrió entre el comienzo y el final de la reacción al posible alimento desencadenante).
Su médico puede realizar pruebas específicas para ayudar a confirmar una alergia alimentaria. Además, posiblemente recomiende que a su hijo lo evalúe un alergólogo certificado. Los alergólogos pueden realizar
pruebas de reacción cutánea y una prueba de provocación alimentaria oral, si fuera necesario, para confirmar un diagnóstico de alergia alimentaria. Esto también ayuda a evitar que un niño tenga una dieta extremadamente restringida y permite saber cuáles son los alimentos que realmente causan una reacción.
Si a su hijo se le diagnostica alergia alimentaria, es importante tener una estrategia clara para cuidar su seguridad, especialmente en la escuela. Un aspecto importante es saber qué alimentos debe evitar y estar preparado ante una emergencia. Será necesario contar con un
plan de emergencia para tratar las alergias y la anafilaxia, así como tener acceso fácil a
epinefrina (obtenga más información al respecto a continuación).
Atención coordinada para todos los niños en edad escolar con alergias alimentarias: explicación de la política de la AAP
Las alergias alimentarias han aumentado en un 50 % desde la década de los 1990. Teniendo en cuenta esto, la American Academy of Pediatrics (AAP)
defiende la salud de todos los niños que deben evitar determinados alimentos para cuidar su salud.
Consideramos que la mejor forma de garantizar la seguridad de los niños con alergias alimentarias en la escuela es trabajando en forma conjunta con los padres, los pediatras y las escuelas. Las leyes estatales y federales pueden colaborar para que este trabajo en equipo sea más eficaz. Por ejemplo, en muchos estados, las escuelas están autorizadas a tener a mano
suministros abiertos de epinefrina para poder tratar a los niños que presenten signos de una reacción alérgica, con o sin receta.
¿Cómo se puede evitar la exposición a alérgenos alimentarios en las escuelas?
Comidas y bocadillos
Los niños consumen comidas, bocadillos y golosinas durante la jornada escolar, por eso es importante contar con un sistema para prevenir exposiciones accidentales a alérgenos alimentarios.
Un niño alérgico a los productos lácteos podría sufrir una reacción alérgica después de comer una galleta de mantequilla que le comparta un compañero de clase.
Dos estudiantes podrían intercambiar bocadillos sin leer las etiquetas, y esto podría provocar una reacción si alguno de ellos es alérgico al cacahuate.
Un niño que tiene alergia al pescado podría sufrir una reacción si las tablas de cortar no se lavan correctamente después de preparar sándwiches de atún.
Otras exposiciones a alérgenos alimentarios
Si bien ingerir un alérgeno es el desencadenante de reacciones alérgicas graves más común e importante, también hay otras maneras de entrar en contacto con un alérgeno alimentario. Algunos
materiales del aula pueden contener alérgenos alimentarios ocultos, como por ejemplo:
La plastilina y la arcilla para modelar pueden contener trigo.
Ciertas pinturas de dedos pueden contener las proteínas de la leche o trigo.
El alimento para animales que se usa en las clases de ciencia o relacionadas con actividades de la granja pueden tener alérgenos como cacahuate o maní, soja, huevos o trigo.
Estos productos no siempre incluyen una lista de los ingredientes que contienen. Por lo tanto, es una buena idea preguntarle al maestro de su hijo o al personal de la escuela los materiales que usan. Hágales saber que su hijo es alérgico para que puedan ayudar a protegerlo.
En raras ocasiones, puede haber alérgenos alimentarios en el aire. Por ejemplo, el vapor de la cocina o los polvos que se usan en clase pueden inhalarse y provocar una reacción. La piel de los niños por lo general evita que los alérgenos ingresen al cuerpo. Sin embargo, si tocan un alérgeno alimentario con los dedos y se los llevan a la boca, pueden tener una reacción.
Las escuelas y los alumnos pueden implementar pasos sencillos para evitar estos tipos de reacciones, como el lavado de manos, y la limpieza de superficies, vajilla y cubiertos. A medida que los alumnos crecen, pueden asumir cada vez más responsabilidades. También puede enseñarle a su hijo a pedir ayuda ni bien comienza a sentir los síntomas de una reacción alérgica.
¿Qué es la anafilaxia y por qué es grave?
La
anafilaxia es una reacción alérgica grave, que puede empeorar rápidamente y poner en peligro la vida. En los Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 15 escuelas comunica cada año reacciones alérgicas graves como la anafilaxia.
Es importante reconocer los signos de una anafilaxia de inmediato. El uso de epinefrina de forma temprana, antes de que la reacción empeore, puede evitar que una reacción ponga en peligro la vida. Por este motivo, es sumamente útil contar con un plan de atención de emergencia en caso de alergia y anafilaxia. Lo ideal es que su médico planifique uno para su hijo en el preciso momento en que se le diagnostica una alergia alimentaria, al inicio del año escolar y cuando la lista de factores alérgicos cambie. Estos planes indican a los padres y al personal de la escuela cuáles son los síntomas que hay que detectar y cómo actuar con la epinefrina.
Tratamiento de reacciones alérgicas alimentarias durante la jornada escolar
Si a su hijo le diagnostican una alergia alimentaria, el médico le recetará medicamentos para ayudar a tratar una reacción alérgica. La
epinefrina es el tratamiento que se usa para las reacciones graves. Trata síntomas, como urticaria, hinchazón, tos, sibilancias, mareos, vómitos y diarrea, anafilaxia, y también evita que una reacción se agrave. La epinefrina se proporciona en diversas presentaciones que facilitan su traslado, almacenamiento y aplicación, como autoinyectores y aerosoles nasales.
Para colaborar con la seguridad de su hijo, dele a la escuela las siguientes herramientas:
Un plan de emergencia para tratar las alergias y la anafilaxia firmado por el médico de su hijo. Este plan le indica al personal de la escuela cuáles son los síntomas que hay que detectar y cómo actuar.
Los formularios específicos para la escuela necesarios para administrarle a su hijo un medicamento. Por lo general, estos formularios se guardan en la oficina de salud de la escuela o los conserva el enfermero de la escuela.
La epinefrina, que es el medicamento necesario para tratar las reacciones alérgicas graves. Viene en presentaciones fáciles de usar como autoinyectores o aerosoles nasales.
El personal de la escuela, que incluye enfermeros, maestros y entrenadores, puede colaborar de la siguiente manera:
Informándose sobre las alergias específicas de cada niño y reconociendo los síntomas
Fomentando que las celebraciones en el aula no incluyan alimentos
Reforzando las normas que prohíben compartir alimentos
Administrando medicamentos según las indicaciones
Comunicándose con usted de inmediato en caso de que ocurra una reacción
Llamando al 911 si su hijo tiene una reacción grave (anafilaxia)
Para obtener una guía detallada, los padres y el personal de la escuela pueden leer y compartir las pautas sobre
Food Allergy Management in Schools (FAMS): Expert Recommendations for K–12 (Manejo de alergias alimentarias en escuelas: recomendaciones de expertos para educación primaria y secundaria -en inglés-) de la Food Allergy Research and Education (FARE).
¿En qué consisten la atención de la salud individualizada y los planes 504?
Algunas escuelas también usan un plan de atención de la salud individualizado (IHCP, por sus siglas en inglés), un documento para enfermeros en el que se detalla la manera en que se tratará la alergia de su hijo durante la jornada escolar.
Como las alergias alimentarias pueden afectar la respiración y restringir la dieta, es posible que su hijo reúna los requisitos para recibir adaptaciones especiales según lo establecido en la
Sección 504 de la Ley de Rehabilitación de 1973. Un
plan 504 es un documento legalmente vinculante que garantiza que su hijo pueda participar de manera segura en las actividades diarias de la escuela junto con sus compañeros. Además brinda protección legal si la escuela no puede cubrir las necesidades de su hijo.
Recuerde
Controlar las alergias alimentarias en la escuela requiere preparación y trabajo en equipo. Es necesario que las familias, los equipos de atención médica y las escuelas trabajen en forma conjunta para cuidar a los alumnos con alergias alimentarias. Un buen plan y una comunicación clara ayudarán a que su hijo se sienta seguro y listo para aprender todos los días.
Más información
Acerca de la Dra. O'Leary
Sonja O'Leary, MD, FAAP, es
profesora titular de Pediatría en la Facultad de Medicina de la University of
Colorado. Actualmente es jefa de Pediatría Ambulatoria y de los Programas
escolares y comunitarios; anteriormente se desempeñó como directora médica de
Pediatría de la Salud de Denver en escuelas públicas del condado de Denver.
Recientemente se desempeñó como directora del Consejo sobre Salud Escolar
(COSH, por sus siglas en inglés) de la American Academy of Pediatrics (AAP) y,
en el último tiempo, ha seguido colaborando con el COSH como editora en la
próxima 8.ª edición del School Health Manual (Manual sobre la salud
en la escuela). Como hispanohablante nativa y colombiana, sabe que las
distintas herencias, culturas y experiencias aportan una perspectiva importante
a la medicina.
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Acerca del Dr. Pistiner
Michael Pistiner, MD, MMSc, FAAP es alergista pediatra y director de Food Allergy Advocacy, Education, and Prevention en Mass General for Children, Harvard Medical School. El Dr. Pistiner se ha desempeñado como director del Consejo Asesor de Food Allergy Management in Schools y es miembro del equipo de trabajo del Desarrollo de pautas en la escuela para el Manejo de alergias alimentarias en escuelas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)/Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA, por sus siglas en inglés). El Dr. Pistiner ha participado activamente en la defensoría y la educación sobre alergias alimentarias en las escuelas a nivel local, estatal y nacional. Es miembro del Departamento de Alergia e Inmunología de la American Academy of Pediatrics y del Consejo sobre la Salud Escolar.
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